En «Confluencias» -libro autobiográfico- narré detalladamente sobre mi viaje a España y mi relación con María Mercedes, una amiga que surgió a la distancia y quedó plasmada en mi vida para siempre. El nexo causal que nos unió fue religioso, contagiado por un kerigma profundo y por un amor a la Virgen María relacionado con las apariciones en Medjugorje: María, Reina de la Paz.

En ese ida y vuelta que tuvimos por dos años virtuales -antes del encuentro en Murcia-, intercambiamos todo tipo de materiales religiosos, tanto digitales como físicos. Tengo aquí, por ejemplo, un rosario de Santiago de Compostela y una imagen pequeña de la «Pilarica» en su pedestal de mármol, bendecida por el Obispo de Murcia. Dentro de estos envíos mutuos, había muchos PDF conteniendo literatura religiosa, encíclicas, documentos eclesiásticos, historia de santos, etc.
En uno de las tantas epístolas electrónicas, le envié una poesía mía dedicada a la Virgen María. Como devolución, además de una estimada crítica sobre mi composición, recibí un libro digital titulado «En la Albura» que fue el puntapié inspiracional para que, tiempo después, escribiera «Cruz y Barro», mi obra de poesía religiosa.