El folklore venezolano es un suculento banquete cocinado con música española, aires de flamenco, rumbas, condimentado con sevillanas -se me antoja. En el plato principal, corazón de todo, se cuecen sonidos de raíces africanas e indígenas caribeñas y amazónicas, llaneras, sabaneras y selváticas.
Escuchar esa mixtura, deleitarse con cada canción de los panas que la interpretan, es un viaje de ida a la adoración y entrega total de esos acordes celestiales para nunca más volver. Tanto un joropo, una gaita zuliana, un merengue, un pasaje llanero o un vals andino, todo me lleva a esas tierras bolivarianas y a las cuatro cuerdas del cuatro, que no es una redundancia.
Y si bien hay variados y abundantes músicos exponentes de estas bellezas, mi corazoncito y mi linguini favorito estuvo, está y estará en la ejecución del cuatro y en la voz aterciopelada y gloriosa de Cecilia Todd, casi un amor imposible.

Si cuento que Cecilia estuvo en la cercana ciudad de Villa Elisa, ¿lo creerán? De Caracas, Venezuela, a Villa Elisa, Departamento Colón, Entre Ríos, Argentina… ¿será?…
El 13 de octubre del 2017 se presentó en el centro cultural «La Fragua» de la Ciudad Jardín. Por supuesto, allí estuve, para mi embobe total, a pocos metros de ella, en una grada, atento, inmerso, enamorado.


Acá les dejo la letra de «Tiempo de Esperanza», canción de Henry Martínez, médico y excelso compositor de los pagos de Maracay, capital de Aragua. Y debajo, cantada por Cecilia.
¿Dónde estarán mis azules,
pedazos de cielo intenso,
esos que tiñen mis ojos
mestizos de tanto verlo?
¿Dónde están mis amarillos
pedazos de flores vivas,
esos que tiñen la aurora
cuando la noche es vencida?
¿Dónde encontraré los rojos
hilillos de sangre fresca
que vienen sudando gente
desde que la tierra es tierra?
¿Dónde encontraré los verdes
pedazos de árbol profundo
que le robaron al tiempo
montes y mares del mundo?
Tiempo de volverte a ver,
tiempo de esperanza.
Que no se duerma la noche,
caballo de la mañana.
Tiempo de volverte a ver
tocar las ventanas
de cada casa del mundo,
de cada mundo, su casa.
¿Dónde se meten los negros
pedazos de piel golpeada
que se llevaron por dentro
sabor a guerra ganada?
¿Dónde busco los naranjas
rizos de tarde muriendo,
que se derraman a solas
y a solas pintan el viento.
Tiempo de volverte a ver,
tiempo de esperanza.
Que no se duerma la noche,
caballo de la mañana.
Tiempo de volverte a ver
tocar las ventanas
de cada casa del mundo,
de cada mundo, su casa.

Henry Martínez: Músico, compositor, cantautor, guitarrista y cuatrista acompañante, médico especialista en medicina familiar. Nació en la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela, el 13 de febrero de 1950. Comenzó su carrera de compositor en 1968 tras la creación de su canción Criollísima. Inicialmente formó parte del grupo de música instrumental de raíz tradicional Venezuela 4, y tras su disolución continuó trabajando como compositor para una gran cantidad de músicos, tanto nacionales como internacionales. Su obra, tanto instrumental como cantada, abarca diferentes géneros de la música venezolana, desde merengues venezolanos, polos margariteños, bambucos andinos, gaitas de furro, hasta joropos centrales y golpes de San Millán. Entre sus canciones más representativas se encuentran Criollísima, A tu regreso, Sentida canción, Tiempo de esperanza, Dos Carlos, Los grifiñafitos, El afinador de gallos y Oriente es de otro color.
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