Siempre hay flores para el que desea verlas”
Henri Matisse
Hasta el punto cruz de la leyenda no supe de ti,
tejiendo estaba indecisiones,
desayunos de historias y luchas vagas,
profanos encierros en la torre de marfil,
era un bólido fugaz en la ignorancia argenta del ayer,
como ese vaivén de la vida que no tiene noción de ser.
Buscaba flores y primaveras en el éter interior,
fluía versos y medraba,
baúles de letras y sentires repletos,
corazones clamaban inciensos de voces,
era un indispensable para mi propia cotidianidad de arenas,
como el agua roja que fluye y calienta las venas.