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Las Dudas de la Flor

No conozco el mar

No conozco tanto el mar,
aunque no lo quisiera.

Una vez,
durante el tiempo hormonal de las caricias,
deglutí almejas crudas de su cruda realidad.

La única vez, una vez,
probé esa agua salada
de lágrimas y abandono.

Se apoyó
ya atardecer de horizonte,
recorrió mi hombre con sus brazos pulposos,
me paseó en la arena,
olor a mar y arena,
a olas de Mar de Ajó,
a viento arenoso y agua salada
de otra vida ya antigua.

A dónde

"¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor."
(Gustavo Adolfo Bécquer)
Inés Leonor Díaz

¿A dónde están tus días áureos divinos,
tu mate amargo lavado,
mis hojas rayadas manchadas,
mi parco estudio inconcluso,
mi terquedad soñada,
esas pitadas con bostezos,
ese olor a tierra mojada?

¿A dónde se fue tu dote de artista amateur,
tu fácil entrega infinita,
ese galope rústico de encuentro,
los tabacos llenos de prisa,
los escaparates de llantos,
y tu sonrisa alcancía?