"¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor."
(Gustavo Adolfo Bécquer)
¿A dónde están tus días áureos divinos,
tu mate amargo lavado,
mis hojas rayadas manchadas,
mi parco estudio inconcluso,
mi terquedad soñada,
esas pitadas con bostezos,
ese olor a tierra mojada?
¿A dónde se fue tu dote de artista amateur,
tu fácil entrega infinita,
ese galope rústico de encuentro,
los tabacos llenos de prisa,
los escaparates de llantos,
y tu sonrisa alcancía?