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Cuentos

Cuentos de mi autoría.
“Yo sé muy pocas cosas, es verdad. Pero me han dormido con todos los cuentos… Y sé todos los cuentos.” León Felipe

Villa Labouyé por Miguel Tuyaré

Uno de mi proyectos literarios -ya terminado pero aún sin publicación- es «Localidades». Se trata de un libro de cuentos de historias y leyendas, de personas y de parajes imaginarios. Lo que ocurre en cada uno de ellos bien podría suceder en cualquier zona del país, incluso del mundo, ya que, en más de una ocasión, los hechos se repiten, son copias, derivaciones o causas comunes a la condición humana.

Cabe aclarar que Villa Labouyé, no existe y cualquier parecido con alguna ciudad es pura coincidencia, lo mismo sucede con la propia historia y con los personajes que integran el relato: son ficticios.

Villa Labouyé (versión abreviada)

Villa Labouyé es un tranquilo pueblo taciturno ubicado en la ribera del río Azulejo cuya población vive en la actualidad del turismo. Otrora supo ser un importante puerto comercial por donde salían con destino a Buenos Aires miles de toneladas de cal provenientes de una cantera localizada a pocos kilómetros de allí.

Tres Nudos

Si hay algo que caracteriza a este paraje tan recóndito de nuestro país son sus extensas playas a la vera del río Azulejo, muy cerca de Villa Labouyé. Los arenales blanquecinos que recorren la ribera se asemejan a aquellas paradisíacas de los países caribeños que invitan al descanso y a la meditación.

La aldea está compuesta por un caserío pequeño de construcciones muy antiguas de ladrillos pegados con barro en donde los revoques están ausentes. Es habitado, aún hoy, por gente que se dedica, en su gran mayoría, al turismo relacionado con la pesca recreativa.

Estancia «El Caburé»

Hace un tiempo, un sobrino veterinario que trabaja en una estancia como encar­gado de caballos y ganado bovino, me había invitado a pasar el fin de semana adu­ciendo que los dueños se iban de viaje, que podríamos estar juntos, pescar en el arroyo Las Garzas, ponernos al día, comernos un buen asado, que le habían dado permiso y que la peonada extrañaba mi cara, pero sobre todo mis cuentos.

La gran propiedad aún existe, está hacia el oeste de Tres Nudos, a unos 40 km. Se llega desviándose de la ruta 21 a la altura del kilómetro 195, tomando un camino vecinal de tierra sin identificación y bastante complicado porque atraviesa un par de bañados que mantienen algunas partes con barro permanente.

 Fui despacio, disfrutando conducir, tomándome el viaje como un paseo distendi­do, llegué casi al anochecer. Mi sobrino me esperaba en la tranquera y al ver vehículo la abrió para que ingresara. Al bajar, nos fundimos en un cariñoso y efusi­vo abrazo mientras me daba la bienvenida y agradecía mi vista.