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Familiares

Biografías de familiares de antaño, de hoy y de siempre

Juan Pesqueira Buriani

Juan Pesqueira Buriani fue mi tío abuelo, hermano de María Margarita Pesqueira Buriani, mi abuela materna, hijo de Ramón Pesqueira Magariños y de Felicia Buriani.

Los hermanos de Juan fueron: Ramón -fallecido a poco de nacer-, Andrés, María Teresa, Margarita -fallecida a poco más de un año de vida-, José Remigio, Ramón, Manuel, María Margarita -mi abuela- y Zulma.

Juan nació en Montevideo, Uruguay, el 20 de julio de 1890. El 31 de agosto del mismo año, fue bautizado en la parroquia San Agustín del barrio de Villa de la Unión. Dicha parroquia hoy es un monumento histórico nacional que data del año 1849 y su denominación es «Santuario de la Medalla Milagrosa y San Agustín». El barrio se denomina actualmente La Unión y limita con los barrios de Larrañaga al noroeste, La Blanqueada al oeste, Buceo y Parque Batlle al sur, Villa Española y Simón Bolívar al norte, Maroñas al noreste, y Malvín Norte al sureste.

Tuyurete, Martín Carlos

Martín fue mi tío bisabuelo, tío de mi abuelo paterno Orlando Tuyaré. Es el único del que había sentido nombrar por parte de mi tía abuela Celeste.

Nació en Salto, República Oriental del Uruguay, el 11 de noviembre de 1869 y fue bautizado en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la misma ciudad, el 27 de marzo de 1872 siendo sus padrinos Carlos Aviene y María Chiampo.

El 20 de agosto de 1892, con 23 años de edad, se casó con María Raffo Balbela, hija de José Raffo y Carmen Balbela, nacida en 1872. El casamiento aconteció en la misma parroquia de Salto siendo los padrinos de la boda Luis Murguía y Cruz Pérez. El presbítero que ofició la ceremonia fue Máximo Joaquín Díaz.

Jean Tuyaret, Juana Belarche y mis tíos abuelos

Una de las tareas más complicadas cuando encaramos el armado de la genealogía es averiguar cuales son las personas que participarán del árbol o de la rama específica que estamos tratando.

Cuando no hay familiares a quién consultar, la complicación se convierte en un acertijo lleno de pesquisas revoltosas y eclécticas, que parecen no tener sentido pero si lo tienen. Ir a buscar información a parroquias, registros civiles, cementerios, leer una y otra vez la documentación que uno posee, se convierte en una tara recurrente con un nivel de ansiedad que acobarda al más mentado, pide tregua y descanso mental o tirar todo por la borda.

De charlas con mi tía abuela Celeste había entendido que su padre, Agustín Tuyaré, solo tenía un hermano y una hermana. Sin embargo, cuando ya me creí genealogista puro y duro, no podía confiar en aquellas aseveraciones puesto que se le extraviaba la memoria a cada rato durante las conversas y porque mis recuerdos de lo sucedido, con ese mate de leche de por medio, ya despedían olor a rancio, propio de 30 años o más de añejamiento cerebral.