Hay inclinaciones, gustos y preferencias de las que uno descubre su origen cuando en algún momento de la vida, en la madurez, la razón se lo pregunta y busca respuestas.
Desde que empecé con esto de la genealogía, en tantos años de hurgar en la vida de cada uno de mis antepasados familiares, gran parte de esos orígenes gustativos se fueron develando. Parte de las identidades que nos precedieron forman la herencia que se va transfiriendo de generación en generación sin que nos demos cuenta. No surgimos de la nada, todo lo nuestro está en las raíces, en la genética. A esta transferencia esotérica ancestral hay que agregarle todo aquello que nuestra alma y espíritu incorporan durante la vida y que suma a la transferencia posterior. Todo sucede a nuestra vista, pero como es algo tan natural lo ignoramos por completo.
Una de las causas por las que escribí «Confluente» -mi autobiografía- se fundamenta por esta razón enunciada. Me preguntaba el por qué de cada cosa, a cada instante de mi vida y descubrí que esa misma actitud ante la vida es herencia de mi abuelo. Orlando Tuyaré, mi abuelo paterno, tenía inclinación innata hacia la abstracción y al estudio, por eso resolvía todo con resultados precisos y asombrosos. Esa inclinación me la transmitió cuando era muy chico, fui su nieto preferido, mi memoria lo avala con la contundencia de un amor que perdurará hasta el rencuentro final con él.
En «Tojoral» narro con profundidad su vida, sus inventos y su arte. Aquí solo voy a enumerar algunos. Orlando fue músico, aprendió a leer partituras casi de forma autodidacta a los 9 años, fue pianista, violinista -el violín, su instrumento preferido-, contrabajista y baterista, fundador de «Los Entrerrianos Típica y Característica«. Orlando fue actor, con amigos creó una compañía de teatro que recorrió la provincia representando obras clásicas. Fue electricista, el que hizo la actual instalación eléctrica de la Biblioteca Popular Fiat Lux. Inventó un sistema de levas con una rueda de carro y un dínamo para mover la bomba manual extractora de agua de pozo para cargar los tanques arriba de su casa, de modo que tenía agua corriente propia. Inventó una bocina con un sonido muy particular para su Ford Voituret. Y etcétera.
Si bien no he hecho ni cerca de todo lo que hizo él, hay gustos, preferencias, inclinaciones y pasiones que heredé y de las que no tengo ninguna duda. Las pruebas están en que estoy con la electrónica y la computación desde que tengo memoria. Por otro lado, de joven y con unos amigos creamos un grupo musical, tocaba el bajo, luego la guitarra. Fui durante 5 años guitarrista en el Ministerio de Música de la Parroquia del Carmen. También tomé clases de teatro.
Todo es herencia, pero también hay despertares.
Cuando terminé la escuela secundaria, me fui a estudiar la carrera de contador público a la U.N.E.R. de Concordia. Allí tomé contacto, un tanto más cercano, con Don Aníbal Enrique Berthet, mi tío político, por entonces a cargo del Centro de Empleados de Comercio de aquella ciudad. Aunque no pudo conseguirme un trabajo -eran tiempos difíciles- me habló varias veces de política y de peronismo.
Si a esas charlas las untamos con la imagen gigante de Perón a caballo que tenía en la cocina de su casa, los bustos de cerámica blanca con adornos dorados de Perón y Evita arriba del aparador, y le picamos un poco de nostalgia sobre que mi abuelo Orlando fue concejal en tiempos de Velazco… el combo es perfecto: me hice peronista y comencé a militar en la Juventud Peronista de la universidad, allá por 1982. A eso yo le llamo, un despertar.
Los del gusto por el Zorzal Criollo, los descamisados, los cabecitas negras, el gusto por el tango y todo lo demás, va por el mismo sentido.

Para finalizar les dejo un poco de historia antigua de Colón que está narrada en «Tojoral»:
En el año 1952, había sido electo como intendente de Colón Don Martín Ernesto Girardo del Partido Peronista, propietario de “Expreso Girardo”, empresa de ómnibus muy conocida en la zona. El gobernador de Entre Ríos electo era Felipe Texier del Partido Peronista, ex profesor y rector del histórico Colegio del Uruguay. Y presidía el país, Juan Domingo Perón por reelección.
En septiembre de 1953 Girardo pide licencia y asume el ejecutivo municipal Don Eugenio Bouvet. El 15 de octubre del mismo año, el gobierno de Girardo fue intervenido por Romualdo Diaz hasta 1955. Ese año, el HCD (Honorable Concejo Deliberante) elije como intendente a Victoriano M. Velazco.
Los concejales electos fueron: Don Luis M. Rocha; Don Orlando Tuyaré; Rafael Polari; Julián Alfonso Viollaz; Luis Bernardino Alberto; Don Luis J. Langevin; Julio César Farabello; Don Juan M. Bonnin; Don Roger Allaix; Dr. Silvio Pioli y Doña Elvira D. de Paccot. Juan Maquiavelo y Dr. Carlos Sanguinetti asumirían en julio tras la renuncia de Bernardino Alberto y Don Luis J. Langevin.”1
Don Victoriano Velazco fue el padre del profesor Jorge Raúl Velazco quien se desempeñaría, años más tarde, como director de la Escuela de Educación Técnica N° 1 cuando quien escribe estaba cursando la secundaria, aun
Datos adicionales:
- Los concejales eran ad honorem, no cobraban por ocupar ese cargo.
- Durante las elecciones provinciales, se elegía gobernador y concejales. Luego los concejales elegían al intendente quién podía ser reemplazado en cualquier momento por motivos de enfermedad, mal desempeño o lo que fuere.
1 Este párrafo fue extraído del libro “Los hombres que gobernaron Colón – Biografías: 1873-1966” de la Profesora Lorena Muñoz, 1ª. edición, Editorial Birkat Elohym.
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