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Brumas de la genealogía

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Recuerdo vagamente el momento en que decidí investigar sobre mi ascendencia, el por qué de mi apellido, de dónde venía… ¿es vasco? ¿es francés? ¿es vasco-francés?, etc. Tendría, por entonces 15, 16 o 17 años, no más edad que esa porque cursaba la escuela secundaria, la tecnicatura en administración de empresas en la E.N.E.T. N° 2 «Canónigo Narciso Goiburu»; en la introducción de «Tojoral»1 cuento sobre éste impetu inicial con sobrados detalles.

El comienzo de esta ardua tarea de genealogista amateur tiene ribetes que acobardan a más de uno. Conozco gente que empieza, investiga uno o dos años y luego, como se le complican las pistas, se acobarda y tira todo por la borda. La perserverancia, la paciencia, la amplitud de mente, el hambre de conocimiento y estudio, la sociabilización y la imaginación juegan un papel decisivo, sino estas dispuesto a prepararte con todo esto, sino eres capaz de esperar mucho tiempo, incluso años, hasta lograr algo, entonces no es una actividad para ti.

Por otro lado, genera frustación buscar en internet ayuda. Googlear, encontrar decenas de instructivos, textos de ayuda, estudiarlos y darte cuenta que lo que te sirve es muy poco o nada. Es que cada genealogía es un caso particular y único, tu camino hacia los antepasados remotos es singular y diferente, es detectivesco, no lo vas a encontrar en un manual en internet, tienes que escribirte tu ese manual.

El camino hacia el descubrimiento por momentos será suave y de asfalto, a veces se convertirá en un mísero sendero duro de piedras filosas y ásperas, otras podrá ser un pantano de lodos variopintos, en el peor de los casos te puedes encontrar con un muro tipo fortaleza al que tienes que pasar con una escalera cuyos peldaños aún están sin hacer y por el que tienes que pagar un precio.

Más allá de todas las dificultades, cada éxito logrado, cada perla encontrada, cada documento recuperado o recibido, cada pista nimia iluminadora, cada foto descubierta, harán que llenes el tanque de tu espíritu con el combustible de la esperanza para continuar hasta el infinito y más allá. La satisfacción ante estos hechos, aunque sean miniaturas, no tiene precio, son tan llenadores que se convertirán en una adicción.

Mi experiencia es tan dispersa y disímil que no vale la pena contarla porque, como dije, cada uno tiene que hacer su camino, no todos dan el primer paso con las mismas herramientas, con la misma información y ese punto de partida determina los rumbos a seguir. Sin embargo, hay cuestiones comunes que es menester tener en cuenta para alcanzar objetivos. Los enumeraré y daré ejemplos:

  • Estudiar Historia
  • Recorrer todos los registros
  • Hay que gastar dinero

Estudiar Historia

Conocer la historia de la región de cada etapa de la vida de tus antepasados es crucial y contaré brevemente por qué.

Una de las preguntas que me hacía siempre es ¿por qué se vino mi tatarabuelo, un francés de los Prineos Atlánticos, a vivir a la República Oriental del Uruguay en 1836?

Las respuestas que me daba eran tan contradictorias como imaginativas, pero la verdadera respuesta la encontré hurgando en los libros de historia. Primero, estudiando lo que ocurría en Francia en aquellos años, sobre todo en la región del bearn, que es de donde proviene el apellido. Segundo, leyendo acerca de la formación de los países de américa del sur, sobre las respectivas independencias de paises europeos, hurgando en los anales de la inmigración al Río de la Plata, en los usos y costumbres de las épocas, ojeando la militarización y las guerrillas, etc.

La respuesta que conseguí fue la siguiente: Jean Tuyaret, mi tatarabuelo, vino a la República Oriental del Uruguay para ganar dinero como mercenario, a luchar en las guerras de independencia como soldado rentado. Estaban acostumbrados a ello en Europa, tenían sobrada experiencia y cobraban inmejorables dividendos.

No existen registros de su muerte ni de su entierro por lo que supongo que falleció en combate. Los muertos en las zonas de combate eran sepultados allí mismo o abandonados a su suerte; los únicos fallecimientos que se asentaban eran los ocurridos en las ciudades, los curas párrocos se ocupaban de ese trabajo y firmaban al pie de cada registro como garantía de veracidad.

Por todo, es importante conocer la historia de la región donde nació tu antepasado, donde vivió y donde murió o sospechas que ha muerto.


Recorrer todos los registros

Además de los registros civiles hay que buscar por todos los que existen y/o existieron.

En los tiempos en que mi tatarabuelo llegó a Salto, proveniente de Montevideo –antes de Monein, Pirineos Atlánticos, Nueva Aquitania, Francia-, no existían registros civiles. Tantos los nacimientos como las defunciones se asentaban en la parroquia principal del pueblo. No existían «actas de nacimiento», las mismas las constituían estos registros parroquiales, igual lo era para las «actas de defunción», tampoco existían «administraciones» en los cementerios.

Por otro lado, los ingresos a los países se registraban en los puertos así que hay que visitar y revolver en las aduanas. Por ejemplo, dos de los documentos más importantes que he conseguido son:

  • Copia del folio correspondiente al registro de inmigrantes del Consulado de Nantes en Montevideo. Allí, cada inmigrante que arribaba a la ciudad proveniente de Francia, si tenía intenciones de volver, debía registrarse en el consulado o, en caso contrario, quedaban como indocumentados, desertores y no podían retornar.
  • Copia del acta de nacimiento a mano alzada y en francés de mi tatarabuelo. Este documento había que presentarlo en el Consulado de Nantes para probar la ascendencia y con la misma finalidad explicada.

Una perlita… la copia del acta de nacimiento fue el documento que, después de décadas, permitió que pudiera conectar a mi tatarabuelo con el árbol genealógico que hizo un pariente residente en Francia. Esta unión ancestral fue la que determinó el fin de mi investigación ya que llegué hasta el origen mismo del apellido, a su primera denominación, allá por el 1600 y pico.

Saber qué registros existían en cada región donde tengas que hurgar es un trabajo a tener muy en cuenta.

Otra perlita… los mormones, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, son especialistas en genealogía y dan acceso a micro filmaciones de registros civiles de todo el mundo. Allí puedes encontrar harto material para trabajar y es un muy buen lugar desde donde arrancar, si es que no tienes nada.


Hay que gastar dinero

Este punto se cae de maduro puesto que es seguro que debas viajar, pagar aranceles, etc. Hay costos que surgen en los registros al pedir copias de algún documento, a veces los trámites no son baratos y representan una erogación importante.

Al comienzo de mis investigaciones genealógicas, mi padre también se había entusiasmado con la idea de buscar ancestros. Con él fuimos a Concordia (Entre Ríos, Argentina) y a Salto (República Oriental del Uruguay), desde esas dos ciudades se habían desplazado nuestros familiares más cercanos hacia Colón, Entre Ríos. Años después, repetí los mismos recorridos por mi cuenta y de cada lugar me traje copia de los documentos que fui encontrando.

Para finalizar, vuelvo a repetir lo que dije antes, cada investigación genealógica y familiar es única y sus avances dependen, en gran medida, de tu propia fortaleza como investigador.


¿Cuál es el premio de todo este trabajo?

En mi caso fue saber de dónde vengo, por qué soy lo que soy, qué heredé de mis familiares, hacia dónde voy. Es una de las mayores satisfacciones de la vida, llena el corazón, complementa el alma, sazona el amor familiar, rige las esperanzas y la fe, alimenta de añoranzas los momentos. Y surgen los deseos de ir a conocer cada pedacito de la tierra que pisaron los que me precedieron, conocer usos y costumbres de antaño, sus culturas más arraigadas, aquellas gentes que fueron las suyas y de las que transmitieron y transmutaron todo. Ahí estoy apuntando siempre.

Nada de lo expresado se agota en este artículo, es solo una pincelada de las insondables brumas sabrosas que vas a encontrar hurgando en la adicción a la genealogía.



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  1. «Tojoral» es un libro en elaboración en donde narro la historia de mi apellido y gran parte de mi historia familiar. ↩︎
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Publicado enTojoral

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