Este tango (milonga) con música y letra de Ángel Villoldo es nada más y nada menos que del año 1903 (111 años!).

Ángel Gregorio Villoldo Arroyo -tal su nombre real- nació en Barracas, Buenos Aires, el 16 de febrero de 1861 y falleció el 14 de octubre de 1919. Fue letrista, guitarrista, compositor y uno de los principales cantores de la época. También se lo conoció por los seudónimos de A. Gregorio, Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Ángel Arroyo y Mario Reguero.
Se lo llamo “el padre del tango criollo”, porque fue uno de los precursores de la canción popular ciudadana, combinando las influencias de la payada y de la milonga que se improvisaba en los arrabales. Fue un verdadero pionero en la edición de sus obras, en la grabación de discos fonográficos, en la actuación en los escenarios de varieté y en la popularización del tango en Europa.
Hacia 1907 realizó una excursión europea, grabando tango en estudios fonográficos franceses. Al regreso de este viaje se consagró al periodismo escribiendo crónicas costumbristas y en dialogo para “Caras y Caretas” y “Fray Mocho”. En el final de sus días se ganó la vida con un conservatorio que instaló en la calle Defensa.
Algunos de sus tangos más importantes, entre cien editados en papel o grabados en discos son: sus primeros tangos después de 1890, como “El pechador” o “El fogonazo”; creaciones como “Yunta brava” o “La morocha” con música de Saborido; en 1903 “El porteñito”, dándole su primer éxito de importancia; y poco tiempo después la más importante de sus creaciones, “El choclo”. (fuente Wikipedia y Portal del Tango)
Escogí para este artículo la milonga «Matufias (O el arte de vivir)» porque a pesar de tantos años sigue teniendo tanta vigencia como el mismísimo «Cambalache» del fabuloso Enrique Santos Discépolo. En el primer video lo podrán escuchar cantado por Óscar Chávez (cantante y compositor mexicano, y vaya apellido) del que pueden leer más datos en este enlace.
Es el siglo en que vivimos
de lo más original
el progreso nos ha dado
una vida artificial.
Muchos caminan a máquina
porque es viejo andar a pie,
hay extractos de alimentos
y hay quien pasa sin comer.
Siempre hablamos de progreso
buscando la perfección
y reina el arte moderno
en todita su extensión.
La chanchulla y la matufia
hoy forman la sociedad
y nuestra vida moderna
es una calamidad.
De unas drogas hacen vino
y de porotos café,
de maní es el chocolate
y de yerbas es el té.
Las medicinas veneno
que quitan fuerza y salud,
los licores vomitivos
que llevan al ataúd.
Cuando sirven algún plato
en algún lujoso hotel
por liebre nos dan un gato
y una torta por pastel.
El aceite de la oliva
hoy no se puede encontrar
pues el aceite de potro
lo ha venido a desbancar.
El tabaco que fumamos
es «habano pour reclam»
pues así lo bautizaron
cuando nació en Tucumán.
La leche se «pastoriza»
con el agua y almidón
y con carne de ratones
se fabrica el salchichón.
Los curas las bendiciones
las venden y hasta el misal
y sin que nunca proteste
la gran corte celestial.
Siempre suceden desfalcos
en muchas reparticiones,
pero nunca a los rateros
los meten en las prisiones.
Se presenta un candidato,
diputado nacional,
y a la faz de todo el mundo
compra el voto popular.
Se come asado con cuero
y se chupa a discreción
celebrando la matufia
de una embrollada elección.
Hoy la matufia está en boga
y siempre crecerá más
y mientras el pobre trabaja
y no hace más que pagar.
Señores, abrir el ojo
y no acostarse a dormir,
hay que estudiar con provecho
el gran arte de vivir.
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(¿por y para qué colaborar? Leer aquí)
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