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Mes: abril 2025

Herencias y Despertares

Desde que empecé con esto de la genealogía, en tantos años de hurgar en la vida de cada uno de mis antepasados familiares, gran parte de esos orígenes gustativos se fueron develando. Parte de las identidades que nos precedieron forman la herencia que se va transfiriendo de generación en generación sin que nos demos cuenta. No surgimos de la nada, todo lo nuestro está en las raíces, en la genética. A esta transferencia esotérica ancestral hay que agregarle todo aquello que nuestra alma y espíritu incorporan durante la vida y que suma a la transferencia posterior. Todo sucede a nuestra vista, pero como es algo tan natural lo ignoramos por completo.

Una de las causas por las que escribí «Confluente» -mi autobiografía- se fundamenta por esta razón enunciada. Me preguntaba el por qué de cada cosa, a cada instante de mi vida y descubrí que esa misma actitud ante la vida es herencia de mi abuelo. Orlando Tuyaré, mi abuelo paterno, tenía inclinación innata hacia la abstracción y al estudio, por eso resolvía todo con resultados precisos y asombrosos. Esa inclinación me la transmitió cuando era muy chico, fui su nieto preferido, mi memoria lo avala con la contundencia de un amor que perdurará hasta el rencuentro final con él.

Aníbal Enrique Berthet

Mi tío prócer se llamaba Aníbal Enrique Berthet, o tío Berthet como le decíamos todos.

Había nacido en Colón un 25 de mayo de 1924 a las 8 y media de la mañana. Lo registró su padre y los testigos fueron José Bidal y Alberto Maillet.

Don José, padre de Aníbal, tenía 44 años y Doña María Luisa, su madre, 32 años.

Don José, cuyo nombre completo era José Enrique Berthet, había nacido en San José, el 23-05-1878, y falleció en Colón, el 12-03-1967.

Doña María Luisa, cuyo nombre completo era María Luisa Charles Mengeon, había nacido en la cercana Colonia Mabragaña, el 12-09-1891 y falleció en Colón, el 13-07-1977.

Vida Nueva – Antonio Dal Masetto

Hace varias semanas que Juan José Dominici, el vecino de la mitad de cuadra, anunció cambios fundamentales en su vida. En realidad, la gran renovación debió empezar exactamente el primero de enero. Por una razón o por otra se fue postergando y transcurrieron algunas semanas. Pero todo llega y esta mañana, poco antes de las doce, Juan José Dominici abre las ventanas que dan a la calle y anuncia: Hoy es el día. Algunos vecinos se arriman y espían para adentro. Después se les unen unas mujeres que se dirigen o regresan del mercado. Juan José Dominici entra en acción. Va, viene, medita en voz alta, de tanto en tanto se detiene y dedica a los presentes un breve y apasionado discurso: Miren todo esto, acá hace falta una depuración, estoy escandalizado por tanta superficialidad, ¿cómo pude vivir así hasta el día de hoy? Se frota las manos, piensa en el futuro, asegura que de ahora en adelante tratará de aprovechar cada minuto, cada oportunidad, se esforzará por mantener las ideas claras, por no dispersarse. Sentencia: Evitar hacer cosas inútiles, evitar diluirse en actividades que no sean creativas y placenteras. Todo debe tener su orden, su ritmo, su equilibrio. Dice: Hasta mi alimentación debe cambiar. Evidentemente se siente satisfecho con tantas buenas intenciones. Hace un par de flexiones para demostrarse y demostrar a los demás su óptimo estado físico. Explica: Esta es otra de las cuestiones que no debo descuidar: un poco de ejercicio todas las mañanas. Nunca más cigarrillos, nunca más alcohol. Mientras tanto, afuera, los expectadores aumentan.